Considero que mi camino comenzó cuando era una nena de unos 4 cuatro años y escuchaba diferentes partes de música clásica en mi casa, a veces a través de grabaciones, y otras, a través del piano que un hermano mío interpretaba. Evidentemente tendría oído innato y mucha imaginación porque espontáneamente relacionaba los sonidos escuchados con imágenes.
En la escuela primaria fuí parte del coro y mi registro era primera voz. Podría decir que a partir de la adolescencia tomé contacto con la música clásica de una manera tal que nunca más me alejé de ella. Concurrí a muchos conciertos, espectáculos de ópera y ballet, no perdí oportunidad de ver películas de ballet o de ópera cuyos intérpretes eran, en su momento, primeras figuras mundiales. Coleccioné música grabada para escuchar en casa cuando no podía concurrir a conciertos… y en algún momento surgió para mí la relación entre la música clásica y la espiritualidad, como algo que fue tomando fuerza con el paso del tiempo y mi acercamiento a un camino de autoconocimiento.
Fui alumna de canto en los Conservatorios “Juan José Castro” y “Nacional”, a cargo de profesoras como Mirtha Garbarini y Noemí Souza, cantantes líricas y de reconocida trayectoria en el escenario del Teatro Colón. Luego, tomé clases particulares con otros profesores de canto, con los cuales me perfeccioné.
Asimismo estudié piano y guitarra, siendo mi profesora en éste último caso, la Sra. Graciela Pomponio, integrante del Cuarteto Martínez Zárate y tuve profesores de primer nivel en materias complementarias del profesorado de canto.
Realicé mi formación en relación a las técnicas musicoterapéuticas y a la terapia floral y psico-corporal, mientras, sin darme cuenta, iba gestando lo que luego se dio en llamar “Café Musical”, “Taller Musical de Espiritualidad” y “Taller expresivo anti-stress”.
En la escuela primaria fuí parte del coro y mi registro era primera voz. Podría decir que a partir de la adolescencia tomé contacto con la música clásica de una manera tal que nunca más me alejé de ella. Concurrí a muchos conciertos, espectáculos de ópera y ballet, no perdí oportunidad de ver películas de ballet o de ópera cuyos intérpretes eran, en su momento, primeras figuras mundiales. Coleccioné música grabada para escuchar en casa cuando no podía concurrir a conciertos… y en algún momento surgió para mí la relación entre la música clásica y la espiritualidad, como algo que fue tomando fuerza con el paso del tiempo y mi acercamiento a un camino de autoconocimiento.
Fui alumna de canto en los Conservatorios “Juan José Castro” y “Nacional”, a cargo de profesoras como Mirtha Garbarini y Noemí Souza, cantantes líricas y de reconocida trayectoria en el escenario del Teatro Colón. Luego, tomé clases particulares con otros profesores de canto, con los cuales me perfeccioné.
Asimismo estudié piano y guitarra, siendo mi profesora en éste último caso, la Sra. Graciela Pomponio, integrante del Cuarteto Martínez Zárate y tuve profesores de primer nivel en materias complementarias del profesorado de canto.
Realicé mi formación en relación a las técnicas musicoterapéuticas y a la terapia floral y psico-corporal, mientras, sin darme cuenta, iba gestando lo que luego se dio en llamar “Café Musical”, “Taller Musical de Espiritualidad” y “Taller expresivo anti-stress”.